Y así como lo recuerdo era mi abuelo

Yo tuve un abuelo muy flacucho que se fue un 14 de julio, el aniversario de la Toma de la Bastilla, hace hoy veinticinco años.

Apenas veía. Tenía los ojos pequeños, uno azul y otro gris, cubiertos por unas enormes cataratas. Sus gafas, de concha, tenían unos cristales gruesos, abombados y amarillentos que asomaban bajo una gorra verde.

Iba siempre apoyado en una garrota, arrastrando los pies debido a un accidente del que nunca se había recuperado. Fumaba una barbaridad. La vida le hizo pasar del bando azul al rojo. Es el poder del tiempo…

De él recuerdo sus chascarrillos, una tarde enfermo, en cama, durante la que le conté historias fantasiosas para distraerlo; sus bocadillos de sobrasada, sus tardes en el bar de los jubilados jugando al cinquillo (era el lugar donde siempre lo encontraba) y el hilillo de agua que salía del grifo mientras cocinaba (¡siempre con las manos tan limpias!). También recuerdo una discusión que escuché a escondidas sobre por qué asesinaron a Federico García Lorca cuando TVE hizo una serie sobre su vida (no era en absoluto literaria, tan sólo política. Las heridas de la Política tardan en cicatrizar).

Recuerdo sus propinas de cinco duros, sus trucos de matemáticas y mi enfado por unas patatas fritas demasiado cortitas, que espero me haya perdonado; sus camisas blancas de rayas finas y muchísimas otras cosas. Parece que hasta quiero recordar su olor a tabaco.

Si hubiera estado aquí en los tres últimos años, pienso a veces, habría soltado un «Me cagüen dios» como una catedral y habría removido cielo y tierra hasta el final.

Mi madre, siempre que cuenta alguna anécdota suya, sea la que sea, termina diciendo: «era un trotero». Lo era.

Últimamente pienso en él siempre que leo en el sofá de casa y lo recuerdo fantástico. Y así, como lo recuerdo, era mi abuelo.

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2 pensamientos en “Y así como lo recuerdo era mi abuelo

  1. pequeboom dice:

    Qué grandes y qué pequeños a la vez!

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